Un Mundo de Elefantes
Pasar unos días en la desenfrenada Bangkok es una parada obligatoria para todo aquel que pase por el sudeste de Asia, pero escaparse de este bullicio y disfrutar una vez más del contacto natural con Tailandia, es algo que nos llamaba y -nos sigue llamando- no lo negamos ?
Es por esto que después de pasearnos por la capital del reino Tailandés, nos escapamos a Kanchanaburi, un pueblo cercano a Bangkok, al que la mayoría de los viajeros llegan para usarlo como punto de partida a algunos lugares de interés.
En nuestro caso, la razón principal para pasar por Kanchanaburi era visitar el refugio de elefantes Elephant’s World, un espacio donde alojan elefantes -principalmente viejos- que han sido rescatados de situaciones de maltrato y abuso. La idea es brindarles un espacio más tranquilo en el cual puedan estar en contacto con la naturaleza y que les permita vivir una vejez más tranquila, lejos del maltrato al que estuvieron sometidos gran parte de su vida.
La situación con los elefantes en Tailandia es algo que se remonta a tiempos ancestrales, siempre han sido parte importante de su cultura y «evolución» como sociedad, en un principio como ayudantes a la hora de levantar pesados troncos para construir casas hasta llegar al punto de convertirse en medio de sustento para muchos, siendo explotados como atractivos turísticos hoy en día. Para ellos utilizan un método conocido como «partirles el alma», desde muy pequeños son sometidos a aislamiento, abuso y maltrato para que sean sumisos al ser humano.
Hace varios años cuando el turismo floreció en Tailandia, se «desvirtuó» el uso de los elefantes como ayudantes en el trabajo pesado, algunos estaban en las calles vendiendo comida y/o haciendo en la actualidad cualquier otro espectáculo denigrante como jugar futbol o pintar un cuadro. Muchos fueron chocados por carros, todos han sido despegados de sus madres desde bebés para ser entrenados y así, entre otras cosas, el turista pueda montarlos y dar un paseo. En este caso, el problema no es el peso que recibe el elefante sino el lugar donde se colocan las sillas para que los turistas puedan montarse. Las partes más fuertes del elefante, o al menos donde soporta más peso, son la trompa y el cuello, y así era (y son) usados para remover troncos y abrir caminos, pero en la actualidad se les colocan las sillas en la columna y allí es cuando sufren porque es una parte débil.
Elephant’s World es un «ancianato» para elefantes que han sido usados para el entretenimiento humano de manera errónea. La organización además de educar a la población (tanto local como turistica), intenta hacer de los años restantes de los elefantes un final un poco más feliz, aunque la mayoría no puede volver a su estado natural al menos no están atados y son bien alimentados.
En Elephant’s World tienes la oportunidad de ver elefantes caminando libres dentro del espacio que abarca el refugio, jugando entre ellos, rascando sus espaldas contra los árboles o bañándose en el río que cruza detrás del refugio. Tener ese contacto tan directo con los elefantes desde que llegas es una experiencia sin igual.
En el refugio nos invitaron a ir en busca de inmensas cantidades de plátanos para luego prepararles alimentos y darles de comer. Una de las cosas que más los deteriora cuando están en cautiverio o trabajando como atracciones, es las limitaciones en cuanto a alimentación se refiere.
El día lo pasamos acompañados de Kammoon, una elefante de 65 años de edad cuyo nombre -según sus cuidadores- significa «El sol y la luna del río» y para nuestra sorpresa, a pesar de ser una de las elefantes más pesadas del refugio, la tranquilidad de Kammoon transmitía una inmensa serenidad.
Para cerrar el día los elefantes son guiados hasta el río, donde nos invitaron a bañarlos y a jugar un rato entre ellos mientras nos refrescamos en el río, sin necesidad de hacerles daño, y así pudimos cerrar con broche de oro una experiencia que sin duda alguna quisiéramos repetir alguna otra vez en nuestras vidas.
PD: Por favor no pagues para ver animales que han sufrido y han sido entrenados para una diversión estúpida. No pagues por verlos pintar, jugar futbol o hacer treking con ellos; mucho menos a circos con animales.
Muy bueno!
Los elefantes son seres especiales.