Cameron Highlands, entre senderos y plantaciones
Ya lo decía Jorbe en los posts anteriores, Malasia es un lugar con mucha variedad, no sólo de culturas, sino también de paisajes. En pocas horas puedes pasar del calor agobiante de la frenética Kuala Lumpur, al agradable frío que arropa las verdes y calmadas montañas de Cameron Highlands. Es por esto que después de pasearnos por Melaka y solventar nuestros problemas de visado para cruzar hacia Tailandia, decidimos escoger a Cameron Highlands como nuestro próximo destino.
Según nos comentó Calvin, nuestro host de Couchsurfing en Kuala Lumpur, Malasia tiene tres pueblos de montaña importantes en los que se asentaban principalmente los pobladores provenientes de Europa para escaparse del calor malayo. Cameron Highlands es uno de esos lugares donde, desde que llegas, provoca quedarse todo el día respirando profundo mientras disfrutas de su aire fresco y te dejas cautivar por el olor a té que impregna sus calles. Para quienes venimos de Venezuela, puede compararse -en cierta forma- con la Colonia Tovar del estado Aragua.
En general, llegamos a Cameron sin un plan en específico, aunque nos habían comentado que habían dos cosas esenciales por hacer allí, caminar por sus senderos de montaña y visitar sus plantaciones de té, las más extensas de toda Malasia. No podríamos estar más seguros de que este sería un buen lugar para pasar unos días antes de despedirnos de Malasia.
Como llegamos tarde por la noche, todo en el pueblo parecía estar cerrando, así que decidimos buscar refugio para salir a comer lo antes posible. Habíamos leído de un hostal llamado Daniel’s Lodge, cercano a la estación de buses, con un ambiente mochilero agradable y precios bastante económicos, sólo 10 Ringgits (menos de 4$) por una cama en su dormitorio compartido en ático del hostal. Por ser un pueblo pequeño, la mayoría de los locales de comida se encuentran ubicados en la vía principal. Allí puedes conseguir todo tipo de comida, local u occidental, sin costos elevados y una agradable atención.
Al día siguiente nos paramos tarde de la cama… -Sí, es verdad, el no pararse temprano para aprovechar el día cuando se está de viaje es casi un crimen, pero nos declaramos culpables por quedarnos empiernados (o en cucharita) bajo las sábanas cuando el frío lo amerita- y tomamos una de las mejores decisiones que hemos tomado hasta ahora, aprovechar el ambiente de Cameron Highlands, lo acogedor del hostal y los ricos tés que vendían en el pueblo, para terminar de diseñar, programar y lanzar, este humilde blog que hoy llamamos AndamosDeViaje.com.
Por varios días nuestra rutina fue algo más o menos así:
- Despertarnos (tarde)
- Desayunar
- Tomar Café
- Trabajar en el blog
- Almorzar
- Tomar Té
- Trabajar en el blog
- Cenar
- Tomar Té
- Trabajar en el Blog
- Irnos a Dormir (tarde)
La verdad, no podíamos quejarnos, el ambiente era ideal para emprender este proyecto, el clima, la comida, el flujo de mochileros que se paseaban por el hostal y hasta el espacio que ocupamos para montar nuestra oficina temporal (muy parecido al del ranchito que dejamos atrás en Venezuela).
Finalmente, lanzamos el blog y decidimos empezar a recorrer una de las rutas de montaña de Cameron. Son cerca de 15 rutas las que se pueden hacer, algunas sencillas y otras para niveles más avanzados. Los mapas los venden por todo el pueblo, así que ubicamos el nuestro y optamos por hacer la Ruta 9A, una ruta de nivel intermedio que te permitía cruzar gran parte del pueblo por la montaña para luego hacer un recorrido hasta las plantaciones de Boh Tea, la plantación de té más grande de toda Malasia.
El recorrido por las montañas me recordó mucho a los tiempos en que recorría el «Camino de los Españoles» en el Parque Nacional San Estaban, así que desde que empezamos a subir los senderos las emociones y los recuerdos de esos buenos momentos no tardaron en salir a flote. Nos tomó cerca de 3 horas cruzar el camino, que si bien estaba señalizado en un principio, se hacía cada vez más complicado hacia el final, por lo que agradecíamos la ayuda de otros senderistas que fueron dejando señas y letreros a lo largo de la vía indicando el camino a seguir.
En el camino cruzamos granjas inmensas de vegetales donde aprovechamos para tomar algunas fotos mientras descansábamos. Le estaban agregando pesticidas? No lo sabemos.
Ya al final del camino, nos topamos con una granja de fresas que tenía además los girasoles más grandes que habíamos visto en nuestras vidas.
De allí, seguimos subiendo la montaña por unos cuantos kilómetros más. El camino hasta la plantación de Boh Tea nos tomó cerca de 2 horas sin parar, hasta que se dejaron ver los grandiosos paisajes que coronaban las laderas del complejo.
Boh Tea es un complejo fundado en 1928 por británicos con una filosofía de producción interesante. Durante todo el proceso de manufactura del té no se emplean químicos ni aditivos, permitiendo así que su producto sea 100% natural. Uno de los principales atractivos de la fábrica -aparte de degustar su té- es el recorrido que hacen de manera gratuita por la planta principal.
Cameron Highlands nos dio también la posibilidad de tener nuestra primera experiencia «formal» como autostopers. Yo ya había probado hacer peregrinaje en mis tiempos de Scout, llegando desde Valencia hasta Mérida o Choroní, pero es que hay viajeros que van de un lugar a otro, de pueblo en pueblo, saltando de ciudad en ciudad y hasta cruzando fronteras de país en país, simplemente con lo que en nuestra Venezuela natal llamamos «pidiendo cola». Eso, es ya otro nivel. Y aunque no descartamos emprender un viaje como ese en un futuro, por ahora, nos conformamos con saber que las primeras veces en las que lo intentamos en un país extranjero, nos funcionó. Fueron 3, las veces que personas locales nos permitieron recorrer rutas junto a ellos entre las vías que cruzan las montañas de Cameron. Sin duda alguna, a quien más recordamos es al señor Daas, que después de haber trabajado durante 50 años en las plantaciones de Boh Tea, ahora, a sus 80 años -que sinceramente no los aparenta- disfruta de una vida tranquila y placentera viviendo entre plantaciones de té y el agradable ambiente de Cameron.
Una de esas rutas recorridas en modo autostop nos llevó también a una de las granjas de mariposas e insectos que se encuentran en Cameron Highlands, específicamente en la zona de Brinchang. Allí pudimos ver desde serpientes y escorpiones, hasta camaleones y mariposas de todos los tamaños y colores.
Como ya comentamos, la comida en Malasia es algo especial, sobre todo cuando se trata de comida hindú, nuestra favorita en nuestro paso por este país. Muy cerca del hostal había un lugar donde íbamos al menos una vez al día a comer. El staff era súper amigable y sencillo, nos explicaron sobre las diferencias de la comida hindú del sur y del norte de la India y hasta le dieron un chance a Jorbe para que pudiera «cocinar» su propio Naan 🙂
Definitivamente, Cameron Highlands fue un buen lugar para disfrutar de nuestros últimos días en Malasia, enfocarnos un poco en el lanzamiento del blog y disfrutar del ambiente natural de sus montañas. Si tuviésemos la oportunidad de volver a Malasia, sin duda alguna lo volvería a incluir entre nuestros lugares por visitar.
Cameron Highlands
Me pude sentir en el lugar!! Gracias por eso… los girasoles de verdad super gigantes! !!
Que sigan los viajes
Ahhh nosotros hemos hecho auto stop en la Isla de coche y nos resulta mucho; además se interactua de forma mas cercana con los habitantes del lugar!! Saludos
Gracias Mari!
Queremos ir a Coche, queremos recorrer toda Venezuela 🙂