Bangkok, un quilombo
Hay ciudades frenéticas y audaces, en donde su celeridad te consume… Bangkok sin lugar a dudas es una de ellas.
Salimos de Koh Pha Ngang en un barquito y el viaje fue terrible, mucha gente, mucho calor, el barco iba lento y se bamboleaba demasiado; me bajé malhumorada con hambre, calor y sed. De allí tomamos un bus y rodamos en la noche hasta llegar a las 3:30 AM a la desenfrenada Bangkok. El bus nos dejó a dos cuadras de la calle Khaosand, no sabíamos donde estábamos y empezamos a caminar a donde el cuerpo nos llevara, luego supimos que es el gueto mochilero por excelencia en esta ciudad. Giramos a la izquierda, luego a la derecha y seguimos caminando hacia donde vimos movimiento y gente, pero la verdad no esperábamos ver tanto movimiento ni tanta gente en una sola calle. En esta zona se rumbea 24/7, te ofrecen gas de la risa, alcohol en todas sus presentaciones, masajes con o sin «happyending», todas las clases de bichos que puedas imaginarte para comer (cucarachas, tarántulas, saltamontes, etc), comida callejera a cada rato, venta de ropa… un «cojeculo», en nuestro argot popular o más bonito un «quilombo» como dicen los argentinos.
Casi 4:00 AM, no habíamos tomado café (somos de esa tribu «but firts coffee), había calor, todo el mundo se acercaba a ofrecerte algo, así que decidimos meternos en un lugar en el que en otras circunstancias no hubiésemos entrado, lo que llamamos «la zona de confort occidental», que además tiene WIFI y aire acondicionado como plus: Un MacDonalds. Pedimos un café y estuvimos un rato en las computadores mientras se hacía de día, vimos las ratas caminando por el techo así que solo tomamos café. Esa mañana escogimos el primer hostal que encontramos que nos pareció estaba decente, nos bañamos, descansamos un poco y salimos a recorrer Bangkok y encontramos la misma caótica ciudad que vimos en la madrugada. Carros, tuk-tuk, conductores gritando, carritos de comida por doquier , gente en todos lados y mujeres gritando ¡massaaaaageeeee!
Leí en el blog de Mundo Nómada, un español que se fue a vivir a Tailandia, un poco de la historia de este barrio, dice que hace 20-30 años Khao San Road era una calle en la que se comerciaba con arroz (khao significa arroz en tailandés). Alguien abrió un hostal en el que se ofrecía alojamiento barato y ahí empezó la historia. Hoy en día, Khao San Road es probablemente el gueto de mochileros más grande del mundo, que además tiene una buena ubicación para llegar caminando a algunos de los templos más visitados. Otro dato importante es que Bangkok no es el nombre real de la ciudad, el verdadero nombre es Krung Thep Mahanaklon.
Lo primero que hicimos en Bangkok fue buscar al embajada de Indonesia para tramitar el visado, negociamos con un tuk-tuk el icónico transporte de estos lados del mundo de tres ruedas (lo vimos en Tailandia y en Camboya) y nos dejó en la Embajada. Para tramitar la visa es necesario tener el pasaje de salida de Indonesia, el pasaporte con vigencia mínima de 6 meses, una foto en fondo blanco y llenar una solicitud en la misma embajada, del resto sólo queda esperar 3 días para que te regresen tu pasaporte. Nosotros no teníamos el pasaje de salida, así que lo compramos en un cyber en frente de la embajada al azar, no sabíamos que haríamos en Indonesia y compramos por economía y por descarte un pasaje para salir desde Yogyakarta a Kuala Lumpur.
(Dato: para entrar a la embajada de Indonesia es mejor ir vestido tapado arriba y con pantalones largos, son musulmanes y no se sienten a gusto con eso de andar descubierto porque afuera hay más de 35ºC)
De regreso de la embajada, nos pusimos a caminar sin rumbo fijo, dejándonos llevar por al curiosidad innata del viajero, encontramos lugares lindos, exóticos y raros también. Y nos quedamos literalmente enamorados y extasiados de un restaurante vegano que se llama Mango (si van a Bangkok háganse el favor y búsquenlo), un poco por encima de nuestro presupuesto pero bien valió la pena este gustazo, tanto que repetimos. Era básicamente varios platos Tailandeses interpretados como vegetarianos y/o veganos. Pero de la comida Thai hay tanto tanto que decir que vale un post solito para ello.

Entrada al Gran Palacio
Tailandia fue oficialmente el país en el que más tiempo estuvimos, es un país que nos atrapó y a pesar de todo el caos que describo en los párrafos de arriba, nosotros como muchos otros viajeros también amamos Bangkok; nos descubrimos tratando de entenderla, perdiéndonos en sus calles, entrando a sus bares, visitando sus templos, atravesando sus aguas… queriendo volver para seguirla caminando, descubriendo, perdiéndonos en Bangkok.